Andrómaca apenada y silenciosa,
en medio del gentío deambulante,
perpleja y taciturna en el instante
calcado de tu furia temblorosa.
Doliente perdición de mariposa
expresa el frenesí de tu semblante,
el útimo tirón en tu desplante
de hierro y de mortal; y no de diosa.
Si vienes, al Madrid de los asuntos
-viajero de moral y pies inquietos-
de artistas y banqueros o presuntos,
al Prado y pasear por Recoletos,
recuerda junto a ella a los difuntos,
no olvides presentarle tus respetos.
miércoles, 6 de abril de 2011
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