jueves, 13 de agosto de 2009

Mar de sal en Castilla


Muchos días sin escribir, sin dejar en el oráculo del viento una palabra; y sin embargo todo es visión lejana y perdida. Los ojos en la solana, las manos en la escuálida intención de ser un poco más la nada. La imperfección de lo soñado y la percepción de lo vivido. Las esdrújulas aflicciones de la mente. El horizonte de lo impresionable en la página derivada al infinito. No es poco lo que se va dejando atrás. Ni es mucho lo que no se alcanza cuando no se ambiciona. de nuevo volverán los escorpiones a cruzar los círculos de fuego. Sus espaldas cargadas de sal y veneno añejo con la impronta de lo incardinado en el íntimo sudor del estraperlo de un alma deseosa. Otra vez, una vez más, tan sólo eso. Un ancho mar de sal y espartales, esperando el paso del alba de las espadas.