viernes, 12 de agosto de 2016

Certeza III

Después de algún tiempo sin escribir, hoy tres tazas, voy a opinar sobre certezas, sobre una verdad que no deja de ser interpretación, según la razón solo debe haber una verdad y aquella es la que puede postularse como una exactitud matemática, lo que es así y no de otro modo, y hablando de tradición popular de ningún modo ha de cumplirse la regla, la única seguridad que tenemos es que esa verdad es susceptible de ser interpretada en la subjetividad individual, en lo aprendido, el síntoma de lo apropiado para cada comunidad.
No intento convencer con mi razonamiento, no es mi pretensión siquiera la de explicar algo inteligible que de lugar a un ardoroso debate, mi único objetivo era responderme a mí mismo, sobre la seguridad, sobre estar convencidos de que lo mejor que podemos hacer es aceptarnos, integrarnos si es nuestra voluntad, y si lo fuera contraria, darnos al aparte, quedar al margen de lo convencional, quien nos dice que lo que constituía una creencia común debiera ser creído a pies juntillas.
Cada uno de nosotros es portador de su realidad, quizá no tengamos conciencia de ello, muchas veces la soberbia y la mansedumbre confunden lo que debe ser con lo que realmente es, la falta de espíritu crítico iguala la percepción errónea. Dicho esto no me queda más que darle la razón a quien se cuestiona todo aquello que la autoridad, cualquiera que sea, histórica, social, política, quiera hacer coincidir con sus intereses. Lo que provoca en las personas la inquietud de indagar por sí mismos sobre lo que cada afirmación tiene de cierto.






Certeza II

No añadiré una fotografía, al hacerlo en la anterior reflexión me quedé sin espacio para continuar escribiendo; después de que anduve trasteando sin saber. Por eso no tuve certeza en mi espera. No hubo nada indefectible, luego no aconteció lo que yo esperaba que se debiera cumplir.
Mi pretensión no era opinar solamente de lo cierto o no, de aquello que al dar por seguro pensamos que siempre va a estar. la tradición tiene esas necesidades, impregna nuestra cotidianidad de certeza, exactitud que esperamos y que cuando no se cumple nos llena de perplejidad, pero no por ello supone una verdad, al menos no una verdad absoluta, aunque si lo sea en nuestra convicción, y estemos convencidos de aquello que nos evidencia, nuestra referencia cultural y vital, y en un momento todo aquello que presenta certinidad ya no se contempla, queda como la palabra, en desuso, antigua, vetusta, referida a un pasado anterior y a la vez sublimada, sumida en una imagen que mejora nuestro tiempo, haciendo que todo lo pretérito aparezca mejorando el nuestro, asignando una serie de cualidades que superan a las que en nuestra existencia se desarrollan, dándole al curso de lo sucedido una mayor autenticidad, sin reparar en que lo mismo que doliera a nuestros ancestros a nosotros nos sigue dañando.

Enrique Sabaté.

Certeza

certeza
De cierto.


1. f. Conocimiento seguro y claro de algo.

2. f. Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar.

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Ideas afines a certeza: Certidumbre, evidencia, convicción, seguridad, convencimiento, verdad, autenticidad, exactitud, certinidad, certitud, indefectibilidad.

Certinidad, en desuso.

Indefectibilidad, Cualidad de indefectible, especialmente referido a la Iglesia católica.

Indefectible, Que no puede faltar o dejar de ser.

Esta explicación tomada en préstamo de los diccionarios, y también de mi propia adquisición, al menos en lo que respecta a elegir tal o cual palabra para comenzar una reflexión que tiene que ver con lo cotidiano, lo que a través del tiempo y de las muchas repeticiones diarias y casi rituales termina siendo una tradición por más que pueda ser un pasatiempo más o menos de moda en algún preciso momento. 

 


miércoles, 10 de agosto de 2016

De antiguo la costumbre

Tenemos esa forma de encontrarnos, la manera de buscar, este modo de acercarnos a aquello que parece que es parte nuestra, da igual aficiones o gustos, las obligaciones son otra cosa, la parte de la vida a la que tenemos que atender sin que podamos apartar la vista o podamos decir esto no lo afronto, porque hacerlo significa quedarse al margen, y no siempre es aceptable estar a un lado por más que lo deseemos, no seremos entendidos, nos alcanzará la incomprensión, nos tomarán por tipos raros, como aquellos que se desplazan y siempre son forasteros hasta en su propia casa.
 Me gusta escuchar a quien tiene algo que decir; hace años, esto es una historia verdadera, en una villa asturiana, a la puerta de una iglesia románica, coincidimos con una boda, con todos sus invitados vestidos de lo mismo que van vestidos en todas las bodas desde hace mucho tiempo, trajes iguales, da lo mismo quien sea el diseñador o la marca pret a porter, entre humanos somos imitadores, unos remedamos lo que otros pensaron antes. El caso es que a la puerta de la iglesia había tres transeúntes, tipos abigarrados y bastante pasados de vueltas en la vida, desheredados del porvenir y el presente, viendo aquel espectáculo, que a ellos les quedaba muy lejano, esta fue su observación: "a estos como a los de mi tierra, vestidos de pingüino como van, todavía les reparten la luz con un cazo.
Lo que quiero decir, aunque no se me entienda, es que da igual el sitio donde nos encontremos, siempre seremos confundidos por la luz o la oscuridad, y esa es costumbre desde antiguo, pensar que el lado de la claridad es en el que estamos nosotros.

viernes, 5 de agosto de 2016

Caravanas

Los seres humanos somos nómadas, tenemos la necesidad de movernos, de cambiar el rumbo en nuestras vidas, quedarnos sujetos es padecer la rutina y sentir como la muerte llega inexorable, no es que cuando caminamos esta se quede al margen, es que no la tenemos tan presente, se aviva su presencia cuando nos quedamos quietos, cuando hemos llegado al final de nuestras ilusiones, cuando no sabemos que hacer con nuestro tiempo, da igual que seamos más viejos o más jóvenes, la necesidad de los senderos siempre nos acompañan. No somos sedentarios, no nacimos para ser de un solo lugar, vinimos a compartir espacios y hubo canallas que se apropiaron de los lugares y al hacerlo también se adueñaron de nuestro tiempo, y nos enseñaron religiones que los servían y a los demás nos dejaban la presente esclavitud a cambio de una promesa de eternidad también estática. y Nosotros nos dejamos, abandonamos los caminos para buscar una seguridad que jamás existió.


lunes, 25 de julio de 2016

Nada nuevo.

Casi tres años sin escribir una sola palabra en este blog. Y no porque no hayan sucedido hechos. Noticias ha habido, en el mundo de la música folk, en el mundo en general, e incluso en el mundo en particular. Yo no he sabido contarlas, me he dedicado a otras cosas, he escrito muchos versos desde la última entrada, he publicado un libro con una editorial, he asistido y organizado recitales poéticos, he cantado en muchos escenarios, he participado en varios mercados, he hecho muchas y variadas cosas y no las he contado, sigo sin ser capaz de levantar los dedos para escribir según y como, no me apetece escribir sobre política, ni sobre temas sociales, ni de historia, ni de geografía, ni de literatura, ni de mí, ni de ti. Sólo espero volver con ganas y dejar alguna palabra más por aquí, como siempre sabiendo que muy pocas personas o ninguna aparte de mí las leerá.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Rosquillas caseras, receta de Eva. De los valles pasiegos.

"Aquí te dejo la receta.. ingredientes: 400 a 500 grs de harina 175 grs de azúcar 2 huevos 2 cucharadas de orujo u aguardiente 3 cucharadas de aceite fino Dos cucharaditas de levadura en polvo ralladura de un limón. Batir bien los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos, añadir la ralladura de limón,el aceite y el orujo. Mezclar bien y añadir la harina con la levadura, poco a poco. añadir ,si hiciera falta, harina hasta formar una masa ligera, ni blanda ni dura...tomamos trozos de masa un poco mas grandes que una nuez, hacemos una bola e introducimos el indice para formar el agujero central de la rosquilla abriendo un poquito. una vez que están todas formadas ,con el visél del cuchillo hacemos un corte el la superficie de la rosquilla para que al freír se abran por encima, freímos con temperatura mediana,sacamos y cuando estén frías las espolvoreamos con azúcar, Listas para la cata."


No voy a cambiar la orientación del blog hacia las delicias culinarias de la tradición casera. Ni voy a enseñar a preparar dulces caseros, ni rosquillas ni cordiales ni perrunillas u otras sabrosuras de la cocina popular. En primer lugar porque no sé, mis saberes en cuanto a gastronomía tienen más que ver con su consumo que con su preparación. Aún así a este blog que se intitula Rosquillas caseras le hacía falta reivindicar sus raíces, como quien dice retomarse y refundarse ya que llevo tanto tiempo sin escribir nada en él. Así que alguna vez que otra aparecerá una que otra receta de la cocina tradicional, sin otro ánimo que el de encontrarme yo por estas sendas de lo que siempre conocí. 

No voy a escribir sobre la autenticidad de lo de ayer, ni del escaparate de hoy, siempre hubo apariencias y sencillas verdades. Ni lo verdadero ni lo falso dejan de ser las dos caras de la moneda de nuestra esencia. Las verdades al igual que las mentiras son muchas y difíciles de sostener. Cuesta sostener la verdad como cuesta instalarse en la mentira, aunque en una y otra se afirma la conveniencia. No todo aquello que tenemos por verdad lo es, ni todas las mentiras evidencian falsedad, porque tan sólo tiene que situarse uno en la piel del otro para ver las distintas maneras de observar y apreciar que tenemos unos y otros. No depende tanto de la certeza objetiva sino del modo que las cosas nos entran por los ojos.

Hoy tan sólo quería disfrutar de la visión de unas rosquillas que no echaré a la sartén. Quizá algún día me decida a prepararlas. Y quizá a alguien sirva esta receta, si las hacéis algún día acordaos de Eva.

Seguiré escribiendo lo que se me pase por la cabeza, como la receta de las rosquillas caseras aquí hay opiniones para todos los gustos y esta es la mía.